El autocromo (del inglés autochrome) es un procedimiento fotográfico en color, patentado en el año 1903 por los hermanos Lumière y comercializado en 1907, resultó ser el único procedimiento en color disponible hasta el año 1935, que acabó abandonándose por resultar costoso y precisar de largos tiempos de exposición, y fue gradualmente sustituida por otros procesos como el Kodachrome y el Kodacolor. El autocromo suponía el empleo de un mosaico de microscópicos granos de almidón, usualmente patata, sobre la base de una película en blanco y negro. Los granos eran teñidos de color naranja, verde y morado, actuando de esta forma como filtros de color. Tras el procesado de la placa surgían los colores complementarios. De esta forma, sobre una emulsión pancromática normal para blanco y negro se depositaba una capa de la mezcla de almidón teñidos en los tres colores primarios: azul, verde y rojo (o naranja, verde claro y morado). Comparándose con las actuales diapositivas, las placas autocromas resultan más bien oscuras.
Los autocromos fueron extensamente usados, y por ejemplo nos han dejado varias fotografías de la primera guerra mundial.